Tercera Parte, Capitulo IV y V

El capítulo IV inicia con Winston relatando sus mejoras físicas, que ha notado con el tiempo. Además de contar que se encuentra en una nueva celda con nuevas comodidades, pues le daban más comidas, podía fumar cigarrillos y le dieron una pizarra con un lápiz, pero se encontraba muy aturdido como para utilizarla. 

Comenzó a evidenciar sus mejoras físicas, a medida que se ejercitaba en su propia celda, y a pesar de avergonzarse cuando estaba muy débil para realizar simples actividades motrices, con el tiempo y la práctica las lograba. 

A medida que mejoraba físicamente, Winston se sentía mentalmente mejor, por lo que un día decidió reeducarse por medio de la pizarra y cuando se armó de valor suficiente, escribió frases características del Partido sin necesidad de cuestionar la veracidad de estas, y relató lo fácil que era escribir frases que sabía que agradarían al Partido, sabiendo lo que se esperaba escuchar, sin embargo, terminó sumergido en sus pensamientos preguntándose cuándo llegaría el día de su fusilamiento (debido a que le habían comentado como eran) y recordando una noche en la que exclamó el nombre de Julia y recordó su amor por ella, pensando en el castigo que recibiría por haber gritado el nombre de la mujer y que tendría que retomar el tratamiento con O´Brien hasta quién sabe cuándo. El capítulo termina cuando Winston recuerda su gigantesco odio al Gran Hermano en su lucha de reeducarse con la doctrina del Partido, al dificultársele este aprendizaje, recordando que para alcanzar lo que el Partido quería de él, debía olvidarse de él mismo, mutilarse. Y, más tarde, a pesar de responder "correctamente" las preguntas de O'Brien, no puede contener su profundo odio al Gran Hermano en la última pregunta y es llevado de vuelta a la atemorizante Habitación 101, para aprender lo último que le faltaba: Amar al Gran Hermano. Pues ya lo obedecía, ahora solo debía amarlo como amaba a Julia. 


El capítulo V es sorprendentemente breve y relata una tortura por parte de O'Brien a Winston. Lo pone en una posición atemorizante, pues lo enfrenta a su peor temor: las ratas. Sin embargo, O'Brien no permite ningún daño físico a Winston por parte de las ratas, ya que lo desespera y atemoriza tanto que Winston termina gritando y rogando que las ratas destrocen a Julia, pero no a él. Esas palabras, hacen que O'Brien no libere a las ratas y que estas no dañen a Winston.  


Comentarios

  1. Evaluación Equipo Lector, E. Schnettler:

    1) extensión y fecha: 3/3 (faltó la lectura personal, pero lo pusiste en otro comentario, lo consideré).
    2) objetividad y completitud: 3/3
    3) uso de la lengua: 3/3
    4) gramática y ortografía: 3/3
    5) coevaluación: 3/3 puntos.

    Puntaje total: 15/15
    Calificación: 7,0

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