Tercera parte, Capítulo II

         Cuando Winston despierta, se da cuenta que está recostado en una especie de camilla. No sabe por cuánto tiempo ha estado inconsciente, ni por cuánto ha sido torturado. Tal vez meses, semanas, días o pocas horas. O´Brien y un hombre con chaqueta blanca se encontraban a su lado. 

Winston ha sido interrogado y forzado a confesar por medio de la violencia, la cual provocó la aparición de moretones y fracturas en su cuerpo. A veces, al momento de la tortura, pide compasión y piedad antes de que ésta comience, pero otras veces, decide no decir nada hasta que no aguante más el dolor. O´Brien siempre está presente y es él quien supervisa las torturas de Winston (aun que éste último no lo supo hasta entonces). Cuando sus interrogadores eran muy fieles al Partido, sufría más golpes y las interrogaciones eran más intensas, lo que causaba nerviosismo en Winston. 

De pronto, Winston estaba atado a una silla, O´Brien estaba junto a él con una palanca y un dial. Al mover esa palanca, le proporcionaba dolor a Winston y lo amenaza con que el dial puede subir aumentar mucho más. Le comienza a hacer preguntas mientras le cuenta que ya había torturado a otras personas para hacerlas sentir culpables de lo que hicieron. Además, le explica que él le está haciendo un favor al corregirle su locura mental y mala memoria. Le obliga a entender que el pasado solo existe en el registro y en la memoria humana y que si el Partido controlaba ambas, entonces éste también controlaba el pasado. Sin embargo, Winston considera que el Partido aún no ha controlado su memoria, a lo que O´Brien le responde que no controla ni su propia mente. El objetivo de O´Brien era llenar todos los espacios de la mente de Winston con ideas propias del Partido para convencerlo de lo que decía era cierto, como que dos más dos era cinco y que debía serle fiel a éste. 

A lo largo de todo ese dialogo, O´Brien continúa torturando a Winston, aumentando el dial hasta 60 e incluso más. Finalmente, O´Brien suelta el dial y abraza a Winston. El corazón de Winston aún no está convencido del Partido, para él dos más dos eran cuatro, por lo que sus dudas se mantienen. O´Brien empieza de nuevo, sube más el dial, y Winston se desespera más y más. O´Brien le revela a Winston que las personas no son llevadas al Ministerio del Amor para que confiesen, sino para ser curadas. Luego de haber hecho varias preguntas O'Brien hizo una señal al hombre con chaqueta blanco para que le inyectara lo que había en la jeringa que él tenía, al inyectarle Winston se sumergió en un profundo sueño.

Considero que este capítulo es muy interesante, ya que analiza la influencia del Partido y el abuso de poder sobre los ciudadanos. Muestra cómo los regímenes torturaban a sus enemigos para que confesaran y cómo les lavaban el cerebro por medio de la manipulación psicológica para que éstos finalmente apoyaran su ideología.