Segunda parte, Capítulo VIII

Finalmente, el día había llegado, Winston no podía creer lo había hecho. Julia y Winston se encontraban en el lujoso despacho de O'Brien. Sólo con el simple hecho de estar en ese lugar le causaba a Winston gran nerviosismo y miedo. O'Brien se encontraba concentrado es su trabajo, a pesar de que habían dos personas más en la habitación. De pronto O'Brien había apagado la telepantalla, algo completamente sorprendente para Julia y Winston, pero O'Brien tenía el privilegio de poder hacerlo. Estaban solos, nadie podía escuchar ninguna palabra. 

Empiezan a hablar directo al grano, efectivamente todo lo que Winston había escuchado sobre la Hermandad y Emmanuel Goldstein era verdad, y O'Brien era parte de la organización secreta, eso si no sabía el paradero de Goldstein. Julia y Winston querían ser parte del movimiento y trabajar para la Hermandad. Winston afirma que son enemigos del Partido y son crimentales. Escuchaban con atención a O'Brien, debían estar dispuestos a todo lo que se les diga, debían sacrificar toda su vida para lo que se venía sin importar las atrocidades que podían llegar a hacer. Primero les iba a llegar un libro sobre la verdadera naturaleza de la sociedad en la que viven y cómo destruirla, debían obedecer siempre y nunca cuestionar el porque, nunca sabrán cuántos miembros hay en la organización, si los atrapan nadie los va a ayudar, era inevitable la muerte. A pesar de esto, debían hacerlo para el futuro. O'Brien hablaba con confianza y seguridad y Winston admiraba cada palabra que decía. Winston tenía otras expectativas sobre la Hermandad, sin embargo, sabía cuál era su deber. Esta charla sería la ultima que iban a tener con O'Brien, después de esto solo se iban a poder comunicar con otros miembros de la hermandad, uno de ellos el mismo criado de O'Brien, Martín.

Era hora de que Julia se vaya de allí, puesto que la telepantalla no podía estar apagada tanto tiempo, antes de que se fuera brindaron con un vaso de vino, algo que Winston y Julia no se acordaban que existía. La chica se fue y solo quedaron O'Brien y Winston y lo último que discutieron fue el plan para que a Winston le llegara el libro. O'Brien ya estaba empezando a olvidar a Winston y todo volvería a la normalidad pero para Winston su vida ya no sería igual.

Aspectos relevantes: El capitulo, se podría decir que es impactante, de un golpe, toda la verdad sobre la Hermandad es confesada y nos da a conocer cómo funciona la organización. Este capítulo se podría decir que nos da la verdad que tanto uno esperaba y nos deja con las ganas de saber lo que ocurría en los siguientes capítulos.