Segunda Parte, capítulo IV

     Winston exploro la habitación en la tienda del señor Charrington, ya que tenía el deseo de alquilarla. El señor Charrington no opuso resistencia para alquilarle la habitación, debido a que estaba feliz de recibir dinero extra, además sabía que Winston la deseaba por fines amorosos. Afuera había una monstruosa mujer con antebrazos rojizos y delantal, que cantaba con una voz de contralto una canción famosa de las últimas semanas que estaba dirigida al proletariado. Su nueva habitación era silenciosa gracias a la falta de telepantalla. Winston se alegro de tener un refugio con Julia luego de que ellos se cruzaran en la calle el día anterior y sin mirarse, se metieron dentro de una multitud de gente y ella le dijo que era imposible juntarse. Cuando Winston planteó la idea de alquilar la habitación, ella acepto. Julia llego con una bolsa con café, azúcar, pan y té, provisiones extraídas al partido interior. Julia le pidió a Winston que se diera vuelta hasta que ella le avisara, momento en que pudo apreciar de nuevo a la mujer cantando, lo que le parecía curioso, ya que podía ser considerado como una herejía política. Cuando Winston se dio la vuelta, Julia estaba super maquillada lo que la hacia ver mas femenina, ella le dice que quiere ser una mujer y no una camarada del partido. Ambos se desvistieron y se metieron a la cama, era muy extraño ver camas dobles debido a que solo se veían en los barrios de la prole. Julia de repente dice; fuera de aquí asquerosa y lanzo un zapato a la esquina de la habitación. Winston sorprendido, pregunta que fue eso, y ella le responde que fue una rata. Winston parecía inquieto, ya que las ratas le recuerdan una pesadilla en la cual el se ubica frente a una pared tenebrosa que tenía al otro lado algo espantoso entre las tinieblas, pero siempre Winston se despertaba antes de descubrir de lo que se trataba. Sin embargo, sabía que tenía que ver con Julia y con lo ella tenía que decirle. Winston le dice que tiene miedo a las ratas, ocultando la verdadera razón. Ambos, sentados en la cama se pusieron a examinar el pisapapeles de cristal y un antiguo cuadro, en el cuadro estaba pintada la iglesia de San Clemente. En ese momento Winston se pone a cantar una canción que nombra la Iglesia y queda asombrado cuando Julia sigue cantando la canción. Winston le pregunta quien se la había enseñado y ella responde que su abuelo. El desapareció cuando ella tenía ocho años. Winston se quedo admirando el pisapapeles por su interior de cristal, que lo hace parecer un pequeño mundo y que la superficie cristalina fuese una pequeña atmosfera. Sintió que sus vidas estaban clavadas eternamente en el corazón de cristal.

     Me llamo mucho la atención que ambos decidan continuar una relación a pesar de considerar que era una locura, saber lo peligroso que era y que fuese muy difícil ocultarla.